La Misión Joven del obispo de Cartagena toma las calles de Murcia
Al grito de “¡aleluya!” siembran el desconcierto entre los ciudadanos
ELPLURAL.COM
“¡Aleluya! ¡Aleluya!”. Éste es el grito que hizo que un buen número de murcianos se alarmase mientras disfrutaban de la noche del sábado en las calles de la ciudad. No eran un grupo de borrachos los que lo lanzaban, como pensó en un primer momento alguno de los testigos presenciales del suceso, sino una decena de jóvenes pertenecientes a las brigadas católicas organizadas por el obispo de Cartagena, Juan Antonio Reig Pla, con el objetivo de luchar contra el matrimonio homosexual, el aborto y el uso de preservativo.
Salieron del interior de una iglesia portando una cruz, según recoge 20 Minutos, e iban gritando “¡aleluya!” mientras miles de ciudadanos disfrutaban de la noche murciana. “Nos asomamos a San Lorenzo porque oímos ruidos y queríamos saber qué estaba pasando”, relata un testigo, “pensando que era un grupo de borrachos que la estaba liando, pero al verlos nos hemos quedado un poco bloqueados”.
No eran borrachos
Y es que no era un grupo de borrachos, sino algunos de los 700 jóvenes que se han inscrito en la Misión Joven impulsada por el obispo de Cartagena, José Antonio Reig Pla. Esta misión comenzó el pasado 10 de febrero y se prolongará hasta el próximo 13 de mayo, con el objetivo fundamental de combatir el aborto, el matrimonio entre homosexuales y la utilización de preservativos. Apostando al mismo tiempo porque los jóvenes mantengan la virginidad hasta que les llegue la hora de pasar por el altar.
Operación católica
Los brigadistas católicos de Murcia han dedicado las últimas semanas a visitar hospitales y a participar en las clases de religión de los colegios. Sin embargo, en algunos lugares no han sido recibidos como esperaban. Marina Ortiz, una de las brigadistas católicas, asegura que en el hospital del Rossel “ninguno de los enfermos quiso escucharnos”. Aunque no cae por ello en el desaliento y asegura que le encantaría volver a participar en una experiencia como ésta.
El objetivo de los brigadistas
José Antonio Reig Pla puso en marcha la Misión Joven con el fin de que los jóvenes murcianos se ofrezcan a dar “testimonio” de su fe católica y la compartan con sus compañeros y con el resto de ciudadanos. Una fe compartida que incluye, sin embargo, algunos de los preceptos más duros de la Iglesia católica, como la condena al matrimonio homosexual o la oposición al aborto.
Fuente: El Plural
Brigada católica? Cómo se le puede llamar así a una sección religiosa por muy católica o tradicionalista que sea? No por favor...
Quiero decir que un servidor se confiesa Creyente, Cristiano y como dicen algunos, "practicante". Practicante en el sentido que practico mi religión, no sólo en misa (suelo ir a celebraciones para familias en el cole marista de Sanlúcar la Mayor, muy bine preparadas con teatros y donde la gente puede participar a celebrar mi fe.), si no también en mi vida, desde hace años soy voluntario en un asociación y una ONG, y por épocas en residencias de ancianos, 3000 viviendas, con personas discapacitadas, etc; eso es para mi ser practicante.
A pesar de esto, no defiendo la misma postura que estos católicos. Defiendo el aborto, el matrimonio entre homosexuales y la utilización de preservativos. Creo en la evolución y considero que el ideal que defiende este grupo de jóvenes son meras construcciones sociales que cambiarán con el paso del tiempo. Acaso los católicos tienen los derechos de la palabra "matrimonio"? si sólo es una forma de llamar a la unión entre dos personas sean como sean. Señores: siempre hubo homosexuales, y siempre los habrá. Igual daría argumentos y podría llevarme hablando sobre el aborto o la utilización de preservativos durante muuuchos parrafos, pero tampoco es cuestión.
Sólo quiero defender el respeto a este grupo de católicos (no son una brigada, y si ellos se llaman así... dejan mucho que desear.), y la esperanza en un futuro en el que todos estos debates desaparezcan. Y no por que lleguemos a un acuerdo, si no por que no hagan falta.
Defiendo un cristo resucitado, no crucificado. Una vida con los valores de aquel que consiguió cambiar un imperio.