Indonesia es, después de China y EE.UU. el tercer país emisor de gases invernadero. El cuarto lugar lo ocupa Brasil, país que posee la mayor extensión de bosques tropicales del planeta. !!Qué paradoja¡¡ Los bosques tropicales que juegan un papel crucial en la estabilización del clima planetario están en el origen del problema.
El informe Stern adelantó hace unos meses que una de las medidas con mayor eficacia para combatir el cambio climático es detener la deforestación. Y también es una de las conclusiones del Panel Intergubernamental de Cambio Climático de Naciones Unidas, el grupo de científicos que ha sido galardonado recientemente con el Premio Nobel de la Paz por su trabajo: evitar los serios impactos del cambio climático requiere grandes recortes en las emisiones derivadas de usos energéticos y una completa erradicación de la deforestación.
Los bosques y sus suelos son enormes almacenes de carbono, más que cualquier otro ecosistema terrestre. Según estudios de la FAO, almacenan cerca de 300 mil millones de toneladas de carbono, lo que equivale a cuarenta veces las emisiones anuales, al ritmo actual, procedentes de la quema de combustibles fósiles y la producción de cemento. Los bosques tropicales, donde más acelerada está siendo la deforestación, contienen el 40% de todo el carbono del planeta y juegan un papel vital en la mitigación de la creciente inestabilidad del clima.
Frenar la tala y posterior quema de los bosques para su conversión en cultivos, plantaciones forestales y pastos para el ganado, fundamentalmente en los países tropicales, se ha identificado como un elemento clave en la lucha contra el cambio climático. Por esta razón, detener la deforestación debe ser una prioridad de los gobiernos y un objetivo firme en la siguiente fase del Protocolo de Kioto.
Hay muchos intereses en juego en las negociaciones que tendrán lugar el próximo mes de diciembre en Bali (Indonesia), donde se incorporará a este acuerdo internacional el papel que juegan los bosques para mitigar el cambio climático. Pero antes de hablar de sumideros deberemos abordar el verdadero problema, la deforestación. No se puede abrir la vía de aceptar la idea “sumideros de carbono” a las nuevas reforestación o plantaciones, que muchas veces son más un problema que una solución, sin antes haber terminado con la lacra de la deforestación.
El informe Stern adelantó hace unos meses que una de las medidas con mayor eficacia para combatir el cambio climático es detener la deforestación. Y también es una de las conclusiones del Panel Intergubernamental de Cambio Climático de Naciones Unidas, el grupo de científicos que ha sido galardonado recientemente con el Premio Nobel de la Paz por su trabajo: evitar los serios impactos del cambio climático requiere grandes recortes en las emisiones derivadas de usos energéticos y una completa erradicación de la deforestación.
Los bosques y sus suelos son enormes almacenes de carbono, más que cualquier otro ecosistema terrestre. Según estudios de la FAO, almacenan cerca de 300 mil millones de toneladas de carbono, lo que equivale a cuarenta veces las emisiones anuales, al ritmo actual, procedentes de la quema de combustibles fósiles y la producción de cemento. Los bosques tropicales, donde más acelerada está siendo la deforestación, contienen el 40% de todo el carbono del planeta y juegan un papel vital en la mitigación de la creciente inestabilidad del clima.
Frenar la tala y posterior quema de los bosques para su conversión en cultivos, plantaciones forestales y pastos para el ganado, fundamentalmente en los países tropicales, se ha identificado como un elemento clave en la lucha contra el cambio climático. Por esta razón, detener la deforestación debe ser una prioridad de los gobiernos y un objetivo firme en la siguiente fase del Protocolo de Kioto.
Hay muchos intereses en juego en las negociaciones que tendrán lugar el próximo mes de diciembre en Bali (Indonesia), donde se incorporará a este acuerdo internacional el papel que juegan los bosques para mitigar el cambio climático. Pero antes de hablar de sumideros deberemos abordar el verdadero problema, la deforestación. No se puede abrir la vía de aceptar la idea “sumideros de carbono” a las nuevas reforestación o plantaciones, que muchas veces son más un problema que una solución, sin antes haber terminado con la lacra de la deforestación.
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