jueves, 30 de julio de 2009

«Se hace un flaco favor social reduciendo los temas de menores a la edad penal»

Un tema para reflexionar:

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«Se hace un flaco favor social reduciendo los temas de menores a la edad penal»
ABC El periodista Javier Ronda y el magistrado Antonio Dorado durante el curso
El curso sobre «Periodismo de Tribunales» que celebra esta semana el Centro Cultural «Olavide en Carmona» contó ayer con la intervención de Antonio Dorado Picón, vocal del Consejo General del Poder Judicial, quien aseguró que se hace un «flaco favor a la sociedad» si los temas de menores se reducen en la esfera pública a bajar o no la edad penal, dada la complejidad del asunto.

«Lo que no se puede hacer es legislar a golpe de actualidad, es decir, hoy ocurre un hecho y mañana hay que modificar la ley», matizó Antonio Dorado, añadiendo que «lo importante no es que le pongamos una pena sino lo importante es que no cometa el delito».

Asimismo, el magistrado considera que la sociedad no está educando en valores a las jóvenes generaciones y que es «más fácil bajar la edad de las penas que plantearnos si estamos haciendo algo mal cuando, en realidad, somos todos responsables de lo que está pasando».

Dorado comentó que es más fácil reinsertar a un menor que a un delincuente adulto «multireincidente», ya que aquél aún está formando su personalidad. Es por eso que, en palabras del juez, «no solamente hay que contemplar la función punitiva de la norma, en cuanto al miedo de que te pase algo, sino que también hay otras medidas educativas o sociales que se pueden adoptar».

«Legítima reivindicación»

Con respecto a procedimientos judiciales concretos de gran repercusión social, como son los casos de Marta del Castillo y el de Mariluz Cortés, el magistrado destacó la necesidad de que los responsables públicos mantengan «la cabeza fría» y no se dejen llevar por la «legítima reivindicación de las personas que están afectadas por el hecho».

Por otro lado, Javier Carretero, juez de instrucción de Sanlúcar la Mayor, opina que «la labor preventiva con menores no funciona». Carretero ofreció una conferencia en el marco del mismo curso sobre «El secreto de sumario, el juez y la noticia», durante la cual contó su experiencia en los juzgados. El juez argumentó que en numerosas ocasiones jóvenes que han cometido distintos tipos de falta siendo menores continúan haciéndolo cuando cumplen la mayoría de edad porque creen que, igual que en los años anteriores, «no les va a pasar nada».

Falta de medios

Javier Carretero, con amplia experiencia en casos de narcotráfico, aludió también a la falta de medios con los que se encuentra el sistema judicial. «La Guardia Civil está reventada», aseguró. Y es que «aquí los medios son cortos, esto no se parece en nada al CSI que vemos en televisión». En este sentido, el juez se refirió a un proyecto que si bien ha sido estudiado en algunas ocasiones, nunca ha llegado a materializarse. Se trata de la creación de un registro de ADN, algo que «ayudaría mucho» al trabajo en la policía y los juzgados.

ELENA CORREA. CARMONA, Jueves 30-07-09.

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¿Y por qué no funciona? Pues después de una larga noche de trabajo con menores, no tengo ninguna gana de ponerme a pensar o reflexionar de nuevo sobre las deficiencias del sistema de menores, xo mi noche es un claro ejemplo...

domingo, 26 de julio de 2009

Al papa le hace falta un poco de marxismo, por Leonardo Boff.

Si es que a este tío cuando le da por decir algo, lo dice sin pelos en la lengua.
Artículo muy interesante sobre la última encíclica de Benedicto XVI, y sobre lo que no dice.

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La nueva encíclica de Benedicto XVI Caritas in Veritate del 7 de julio último es una toma de posición de la Iglesia ante la crisis actual. El conjunto de las crisis que afectan a la humanidad y que conllevan amenazas severas sobre el sistema de la vida y su futuro, pediría un texto profético, cargado de urgencia. Pero no ha sido eso lo que hemos recibido sino una larga y detallada reflexión sobre la mayoría de los problemas actuales, que van desde la crisis económica al turismo, de la biotecnología a la crisis ambiental, y proyecciones sobre un Gobierno mundial de la globalización. El género no es profético, «el cual supondría un análisis concreto de una situación concreta» que posibilitaría emitir un juicio sobre los problemas a la vista en forma de denuncia-anuncio. Pero no está en la naturaleza de este papa ser profeta. Él es un doctor y un maestro. Elabora el discurso oficial del Magisterio, cuya perspectiva no viene de abajo, de la vida real y conflictiva, sino de arriba, de la doctrina ortodoxa que esfuma las contradicciones y minimiza los conflictos. La tónica dominante no es la del análisis, sino la de la ética, la de lo que deber ser.

Como no analiza la realidad actual, extremadamente compleja, el discurso magisterial permanece principista, equilibrista y se define por su indefinición. El subtexto del texto, lo no dicho en lo dicho, remite a una inocencia teórica que inconscientemente asume la ideología funcional de la sociedad dominante. Se nota ya al abordar el tema central ―el desarrollo― tan criticado hoy por no tener en cuenta los limites ecológicos de la Tierra. De esto la encíclica no dice nada. Su visión es que el sistema mundial se presenta fundamentalmente correcto. Lo que existen son disfunciones, no contradicciones. Ese diagnóstico sugiere la siguiente terapia, semejante a la del G-20: rectificaciones y no cambios, mejorías y no cambio de paradigma, reformas y no liberaciones. Es el imperativo del maestro: «corrección»; no el del profeta: «conversión».

Al leer el texto, largo y pesado, acabamos pensando: ¡qué bien le vendría al papa actual un poco de marxismo! Éste, a partir de los oprimidos, tiene el mérito de desenmascarar las oposiciones presentes en el sistema actual, sacar a la luz los conflictos de poder y denunciar la voracidad incontenida de la sociedad de mercado, competitiva, consumista, nada cooperativa e injusta. Ella representa un pecado social y estructural que sacrifica millones en el altar de la producción para el consumo ilimitado. Esto debería denunciarlo proféticamente el papa. Pero no lo hace.

El texto del Magisterio, olímpicamente por fuera y por encima de la situación conflictiva actual, no es ideológicamente «neutro» como pretende. Es un discurso reproductor del sistema imperante, que hace sufrir a todos especialmente a los pobres. No es cuestión de que Benedicto XVI lo quiera o no lo quiera, sino de la lógica estructural de su discurso magisterial. Por renunciar a un análisis crítico serio, paga un alto precio en ineficacia teórica y práctica. No innova, repite.

Y ahí pierde una enorme oportunidad de dirigirse a la humanidad en un momento dramático de la historia, a partir del capital simbólico de transformación y de esperanza contenido en el mensaje cristiano. Este papa no valora el nuevo cielo y la nueva Tierra, que pueden ser anticipados por las prácticas humanas, solamente conoce esta vida decadente, y por sí misma insostenible (su pesimismo cultural), y la vida eterna y el cielo que vendrán. Se aleja así del gran mensaje bíblico que tiene consecuencias políticas revolucionarias al afirmar que la utopía terminal del Reino de la justicia, del amor y de la libertad sólo será real en la medida en que se construyan y se anticipen, en los límites del espacio y del tiempo histórico, tales bienes entre nosotros.

Curiosamente, haciendo abstracción de nociones fideístas recurrentes («sólo a través de la caridad cristiana es posible el desarrollo integral»), cuando se «olvida» del tono magisterial en la parte final de la encíclica, habla de cosas sensatas como la reforma de la ONU, la nueva arquitectura económico-financiera internacional, el concepto de Bien Común del Globo y la inclusión relacional de la familia humana.

Parafraseando a Nietzsche: «¿cuánto análisis crítico es capaz de incorporar el Magisterio de la Iglesia?»


Leonardo Boff
2009-07-17

martes, 21 de julio de 2009

¿Cárcel para personas o residencia para presos?

Acabo de leer un artículo que estoy deseando compartir con vosotros. La info está sacada de diferentes blogs y publicaciones, con aportes personales.
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Austria padece una endémica ola de crímenes menores, incluso un 40% más que Detroit (USA), considerada por muchos como la capital de los carteristas y asaltantes de poca monta. No obstante, y curiosamente, en lo que se refiere a crímenes mayores (homicidio, violaciones, etc) posee uno de los niveles más bajos del mundo.

¿El por qué? La respuesta está en sus cárceles, al menos en una, la Prisión de Leoben.

La prisión de Leoben, Austria, con capacidad para 205 presos, dispone de spa, gimnasio bien equipado, música ambiental, celdas amuebladas y televisión, sala de oración, vistas panorámicas, un programa deportivo desarrollado en la multitud de canchas y cortes de primer nivel a lo largo del recinto, cómodas habitaciones para visitas conyugales..., por todo esto la prisión de Leoben se ha convertido en una tentadora vivienda para personas que de lo contrario se verían obligadas a pagar una de las costosas rentas que hoy en día se ofrecen en el suelo austriaco. De hecho la frase “Rentar un piso en Leoben” se ha vuelto sinónimo para indicar la intención de cometer un crimen menor y ser “encerrados” en ésta prisión de lujo. Y curiosamente, no hay ninguna pintada ni acto de vandalismo.

Las celdas fueron diseñadas por un arquitecto para aparentar ser un apartamento común y corriente, de hecho tratan de minimizar las barras con puertas normales, y en muchos casos poseen balcones panorámicos dotados de una vista magnífica. “Celdas” en las cuales pueden recibir visitas.

No solo en celdas éstas prisiones se distinguen, sino que además los complejos deportivos a lo largo del recinto están dotados con equipamiento y materiales de alto nivel.

Nuestra visión de la cárcel suele ser un lugar frío, triste sin comodidades, pues las cosas están cambiando, por lo menos en Austria.

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Todo esto me ha recordado una conversación que mantuvimos un día de clase sobre las prisiones y cárceles, en la que mi aporte se baso en defender la reinserción de los presos en la sociedad mediante programas educativos y cárceles menos marginales. Muchas personas no entendían mi postura, pero intenté defenderla atacando en cierta medida a la educación recibida que nos hacía ver a los delincuentes como "personas malas" y no como personas con problemas, marginales, sin recursos o rechazadas por la sociedad y que muchas veces se ven obligadas a cometer un delito.

No quiero que parezca que justifico estas acciones, pero si creo que la sociedad tiene parte de culpa en lo que les ocurre a estas personas, por lo que es la misma sociedad la que debería, tal y como cura a los enfermos en sus hospitales, reinsertar a estas personas en la sociedad de una manera digna, y para eso debemos dejar atrás el modelo de cárcel restrictiva y que lleva a las personas a perder aún más dignidad, y entrar en la era de dotar a las personas de herramientas para ejercer su libertad con responsabilidad, en definitiva de reeducarlas.

Y a mi parecer, esto se conseguiría mucho mejor si las cárceles, tal y como dije en la conversación de clase de aquel día, empezaran por dejar de llamarse así (perversión del lenguaje, palabra que nos lleva a un pensamiento negativo) y fueran "residencias" para estas personas, fueran lugares dignos donde los presos, sin lujos pero con todos sus derechos cubiertos, pudieran sentirse dentro de un sistema que no los rechaza y que se preocupa por ellos.

Surge aquí la problemática de una visión a nivel mundial. ¿Si hay tanta gente muriendo de hambre, ya en nuestras calles, no hace falta irse al Tercer Mundo, cómo pretendemos tener cárceles así? Amigo, si algunas personas quisieran, se podrían hacer tantas cosas...


Algunas fotos de este simpático lugar:








domingo, 19 de julio de 2009

Universitarios en las Tres Mil

Durante casi tres años de mi vida, los que duró la carrera, viví allí, en las Tres Mil, el que dicen que es el barrio más problemático y peligrosos de Andalucía y si me apuras, España... Pues a mi no me paso na...
Fue una experiencia muy bonita y que recordaré con mucho cariño durante toda mi vida, por lo que supuso: una independencia, nuevos amigos, interculturalidad en estado puro, comidasa en comunidad, solidaridad vivida, arte, puertas abiertas, etc.

El buen rollo que se vive en la Flora (Residencia Universitaria de la Olavide) no se puede explicar. El que allí se reúnan personas de muchas ciudades, países, gustos y todos con unas ideas muy claras y aprecidas te arrastra a una vida de barrio y comunidad de la que no puedes escapar. Las cenas improvisadas en casa de cualquiera, las cervecitas en la azotea o en el bar de la esquina, las salidas en grupo, las fiestas o barbacoas "ilegales" a las que invitabamos a nuestro "jefe" pa que no nos pudieran decir na, no las olvidaré en la vida.

Especialmente recuerdo a mis compis de piso y carrera que compartieron conmigo sus vidas durante esos años en la Flora: Emilio, Ángelita, Eva y Tamara. Y Alfonso, por comprenderme en todo momento y ser tan cercano siempre, le estoy muy agradecido.
La verdad es que los servicios que presté en el barrio por ser becario es lo de menos, ya os contaré otro día, lo que queda es la experiencia de vivir... en las Tres Mil.


Pues todo esto viene a que una amiga me ha pasado este artículo que comparto con vosotros:
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Universitarios en las Tres Mil

Cincuenta universitarios viven todo el año en las Tres Mil Viviendas de Sevilla para ayudar a los jóvenes de esta conflictiva barriada a que prosigan sus estudios y logren ir a la universidad, una barrera hasta ahora infranqueable para ellos.

El objetivo es difícil, como lo demuestra que el año pasado no lograra acceder a la universidad ninguno de los 300 alumnos de la zona que acabaron el instituto en los tres centros del Polígono Sur, de los que sólo dos se presentaron a la selectividad, aunque ninguno aprobó.

Por ello, la residencia Flora Tristán de la Universidad Pablo de Olavide (UPO), situada en las Tres Mil, ha puesto en marcha este año un programa experimental para que los universitarios que allí residen ofrezcan apoyo y sirvan de referencia a los chavales del barrio, ha explicado a Efe el director de la residencia, Juan Blanco.

Con una estética similar a ellos y con poca diferencia de edad, los universitarios convertidos en profesores, como la granadina de Baza Matilde Martínez o el mexicano de Querétaro Ricardo George, muestran su convencimiento de que este año podrán ayudar a romper el "techo de cristal" educativo de los jóvenes de las Tres Mil.

Los chavales apuntados a este programa van cada tarde a uno de los pisos de la residencia para recibir explicaciones y aclaraciones de los universitarios, y también visitan la Olavide una vez al mes para recibir información de las titulaciones y de los recursos de la universidad.

«Progresión y apoyo gratis»

Raúl Montenegro, de 18 años y en segundo de Bachillerato de Ciencias, afirma que tiene intención de llegar a la universidad y romper con la cadena de marginalidad porque ha notado su "progresión" en los estudios, y agradece el apoyo "gratis" que recibe.

La residencia, cuyo nombre recuerda a una feminista francesa del siglo XIX hija de un coronel peruano y que fue abuela de Paul Gaugin, ocupa uno de los cuatro bloques de pisos de una promoción situada junto a la zona de Las Vegas que no se vendía por falta de clientes dispuestos a vivir allí.

Entonces surgió la iniciativa de la Olavide de comprar todo el bloque y destinarlo a residencia universitaria para intentar dotar de normalidad a la zona y apoyar con distintas iniciativas educativas y sociales a los vecinos.

Eso fue hace cinco años y cinco meses, cuando necesitaban cuatro vigilantes, uno en cada esquina del bloque de la residencia universitaria, para garantizar la seguridad, aunque ahora sólo requieren uno.

Becados por las ayudas prestadas

Doscientos universitarios de la residencia Flora Tristán pagan 175 euros al mes por un piso compartido entre dos, pero los cincuenta que colaboran en las actividades educativas, sociales y culturales no pagan nada porque están becados por la Consejería de Igualdad y Bienestar. La residencia ofrece 36 proyectos de ayuda al barrio, uno de ellos cristalizado en el grupo de teatro de septuagenarias denominado "No nos duele ná".

Estas iniciativas se desarrollan en coordinación con el Comisionado para el Polígono Sur, que aglutina a todas las administraciones y da participación a las asociaciones y colectivos de la zona para dar la vuelta a la espiral de pobreza, droga y delincuencia que ha caracterizado a las Tres Mil en sus treinta años de existencia.

Uno de los logros de este comisionado, en colaboración con distintas entidades, es que casi cuatrocientos chavales dejaran de faltar a clases y se reincorporaran con asiduidad a la escuela, según dijo a Efe Alfonso Blázquez, coordinador de los becarios de la residencia universitaria. A través de ese comisionado se ha conseguido, entre otras cosas, que se arreglen y pinten algunos bloques de pisos de Las Vegas, el epicentro de los problemas sociales de la zona.

También se considera una conquista que mañana lunes vuelva a pasar por la zona el autobús público, la línea 30, tras ocho años de ausencia por los constantes problemas de seguridad que padecían los conductores.

ABC(22/02/09)



Off-Topic: Ved este documental, es muy interesante; no muestra toda la realidad, pero algo es algo.