Hoy os traigo una nueva colaboración de una persona que está muy metida en el movimiento estudiantil que estos días está dando tanto que hablar en Sevilla. Para quien no lo sepa y como podéis comprobar en otras noticias compartidas en facebook, están sucediéndose varias concentraciones, asambleas multitudinarias, manifestaciones y hasta encierros para derogar cierto decreto. Estoy muy orgulloso de la Universidad de mi ciudad y de su alumnado.
Os dejo con Sílvia Márquez.Parar para poder avanzar
El Estado del bienestar predominante en Europa tras la Segunda Guerra Mundial creó un marco idóneo para la educación pública y de calidad (todo esto puesto en duda en muchas ocasiones. Situación que provocó que la universidad estuviese al alcance de todos y que, desde pequeños, llevásemos tatuada a fuego la famosa disyuntiva del “y tú, ¿qué vas a estudiar?”. Una interrogación a la que unos desde temprana edad y otros justo al rellenar la solicitud de acceso a la universidad iban dando respuesta. El futuro pasaba por la universidad. Sobre todo a partir de la década de los 80 cuando, tras varias luchas, los niños bien dejaban lugar o, mejor dicho, empezaban a compartir banca con el hijo del obrero gracias al sistema de becas y ayudas que traía aparejado este Estado del bienestar.
Hasta ese momento todo bien, o al menos aceptable. Eso hasta ahora, cuando tres décadas después eso deja de ser viable para el capitalismo que, poco a poco y sin hacer mucho ruido, se ha crecido absorbiendo cualquier resquicio de bienestar social. Tras la reforma de la LOU y Bolonia, con sus correspondientes luchas acalladas y obviadas por las distintos gobiernos, se abre paso la EU2015 (Estrategia Universidad 2015) que busca la excelencia y con ello, ¿por qué no? La elitización de la universidad. Volvemos atrás.
Cerrando el círculo, hace unas semanas el Ministro de Educación (y derivados) lanzó mediante Real Decreto una reforma que atacaba de lleno los pilares de esa universidad pública de la que hablábamos. La subida de tasas se materializa en que en primera matrícula el alumno pasa a pagar entre el 15% y el 25% del “supuesto” coste que le causa al Estado, mientras que en segunda matrícula pagaría entre el 30% y el 40%, entre el 65% y 75% en tercera matrícula y entre el 90% y el 100% en cuarta matrícula. Matrículas que se multiplicaran hasta alcanzar cifras desorbitadas. A esto hay que sumarle la amenaza de la reducción de becas mediante cribas más fuertes como el hecho de tener que aprobar el 100% de los créditos o el 85% en careras técnicas (aunque esto se lo guardan para verano). El tercer punto dañino que sí que aparece en el Real Decreto es el que recoge que los estudiantes extracomunitarios tendrán que pagar el 100% de su matrícula (entre 6000 y 9000 euros), lo que les hará tener que volverse a su país a la mayoría.
El gran ataque se ha visto contestado. Tras años en los que un creciente movimiento estudiantil intentaba abrirse paso vaticinando la que se avecinaba, este real decreto ha sido el gran empujón que necesitaba para que el movimiento levantase cabeza. Se plantearon asambleas de facultad para encontrar solución y definir unas líneas de actuación. Aquí llegó la sorpresa. Las asambleas de 50 personas que se nos vienen a la mente se convirtieron en una masa de estudiantes que llegaron a ser más de seiscientos en cada turno de la asamblea de la Facultad de Comunicación. Y esto es solo un ejemplo. Se necesitaron Salones de Actos y Aulas Magnas para albergar a una legión de estudiantes que ante los rumores de paro académico y el temor de no poder acabar su carrera buscaban en la asamblea su punto de inflexión para seguir o detenerse. Resultado: 19 asambleas a favor, 5 en contra y 1 abstención. Así, mediante asamblearismo la Universidad de Sevilla ejercerá su derecho al paro académico entre el 24 de mayo y el 7 de junio. Un paro al que abre paso la huelga educativa del 22 de mayo y, un paro, que servirá para organizar jornadas de lucha y estudio de formas alternativas manteniendo sin docencia las aulas de las facultades.
Sevilla se ha convertido en la vanguardia del movimiento estudiantil. Al paro de la US también se suma el de la Universidad Pablo de Olavide que lo realizará durante diez días, entre el 22 y el 31 de mayo. A nivel individual, hay casos en los que un paro ahora puede ser contraproducente, pero pensando de manera colectiva es una medida más que necesaria y, sobre todo, su extensión al primer cuatrimestre del curso que entra. Parar la universidad es un hito histórico y Sevilla lo ha hecho. Ahora solo falta que el resto de universidades españolas se sumen al paro. A veces hay que parar para poder seguir avanzando.
http://www.boe.es/boe/dias/2012/04/21/pdfs/BOE-A-2012-5337.pdf
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