Os comparto la presentación de una charla que di hace unos meses a los alumnos del prácticum de Educación Social de la UHU sobre el Sistema de Protección de Menores en Andalucía.
Allá por 2014,
antes de las elecciones europeas de ese año, una persona muy cercana a mí me
dijo que había un nuevo partido que estaba llamando mucho su atención. No recuerdo
exactamente los motivos, pero esta persona me dejó claro que el tema parecía
interesante. Ese partido era el entonces encabezado por Pablo Iglesias, que a
la postre conseguiría 5 eurodiputados: Podemos.
Para poneros en
situación os contaré que la persona en cuestión era lo que consideramos un
votante de izquierdas tradicional, de los del PSOE de toda la vida. De los que
en sus años mozos estuvo “enamoraíto” de Felipe Gonzalez y todo lo que él
representaba.
Pues bien, en la
actualidad, es un hater de Pablo
Iglesias. Crítico con el PSOE cuando tiene que serlo, pero me atrevería a
decir, sin mucho miedo a equivocarme, que por ese antiguo enamoramiento o por
estrategia política sigue votando al mismo partido.
El caso es que
desde que apareció el informe PISA en televisión y redes sociales, esta persona
cercana, a la que llamaremos Amelio, no deja de repetirme, en cada conversación
política que tenemos, bulos, insultos, incongruencias, contradicciones de
Podemos (que las tienen, y muchas) o, sobre todo, de Pablo Iglesias (o
"del Coletas”, como suele llamarlo).
Nuestras
conversaciones políticas, aunque muy respetuosas, se han convertido en un
monotema sobre Pablo Iglesias. Todo lo que hace mal, todas las mentiras que
dice, toda la prepotencia que tiene, toda la hipocresía que destila, etc., Y yo
sólo puedo dedicarme, con mucha suavidad y mucho tacto, y sin entrar en el
fondo de la cuestión por no dañar nuestra relación, a decirle que eso que me
acaba de contar es un bulo ya demostrado, o es una mentira, o salió en la TV
hace dos días para contrarrestar que el PP tal, o que VOX cual, o que el PSOE…
Las últimas hace
unos días. En 5 minutos dos bulos contrastados sobre Pablo Iglesias. Y Amelio
dice estar muy informado y que lee varios medios. Y claro, tú, que participas
en política, te informas y contrainformas, te quedas con la duda de si guardar
la amistad y no entrar a desmontar sus creencias, o discutir delicadamente
sobre el tema. Al final, lo que hacemos la mayoría, es capear el temporal.
De vez en cuando me
permito el lujo, usando tácticas de psicología, de plantearle o hacerle ver en
una conversación que “ojalá hubiera un
partido que llevara en su programa político tal objetivo y lo cumpliera”, o
“que hiciera tal cosa cuando llegara al
gobierno”. De esa forma intento hacer caer en la cuenta a Amelio que eso,
que también le gustaría que ocurriera, existe, y que se llama Unidas Podemos.
Pero ni aun así da su brazo a torcer.
Y es que da igual
todo lo que yo le pueda demostrar, para esta persona no tengo razón, por muy
cierto que sea o muy legitimado que pueda estar sobre el tema. Da igual, por
ejemplo, que VOX haya incumplido las normas del juego al no presentar sus
declaraciones de bienes, porque "es
que Pablo Iglesias e Irene Montero han aumentado sus bienes en no sé cuánto",
repite Amelio automáticamente lo que ha visto en los periódicos, o en los memes
o gifs de turno, sin pararse a reflexionar, comparar, buscar o hacer el más
mínimo análisis crítico del asunto.
Y yo le doy la
razón, a modo de táctica de negociación, en que Podemos tiene muchas
contradicciones, en que el chalet del Coletas es tal, y en no sé qué más. Pero
le pido que a cambio entienda, o que al menos se plantee la posibilidad, de que
los grandes cambios y beneficios que estamos experimentando en tan sólo un año
están siendo enormes y significativos, y están siendo en gran medida gracias a
Unidas Podemos. Pues como intentar partir una piedra con una pluma. A veces
consigo arañarle un “bueno, puede ser”
con el que debo sentirme satisfecho.
Da igual que uno de
los escándalos más grandes de la historia de nuestra democracia, demostrado ya
en sede judicial, lo que vino a llamarse "cloacas del estado", haya
existido y haya ido contra Podemos, por lo que suponía contra el “status
quo”. Da igual que la mayoría de los culpables (miembros del PP y del PSOE)
estén siendo investigados o hayan entrado o vayan a entrar en prisión. El
trabajo ya está hecho. El daño ya es casi irreparable. Todo sacrificio por el
bipartidismo ha sido más que recompensado. La sociedad calla y olvida. Pan y
circo.
Pero cansa tener
que estar continuamente nadando contracorriente, teniendo que demostrar cosas
que deberían ser obvias, y que no lo son porque los medios de comunicación
venden que si 4 fascistas intentan reventar un acto de Podemos, es “jarabe
democrático”. Hay cosas que no se deberían permitir, por el bien de la
sociedad. Pero claro, quién decide eso, ¿los mismos jueces que encerraron
titiriteros? Es un tema para otro artículo. Cansa tener que estar continuamente
demostrando lo que se está haciendo bien y por qué. Y lo que se hizo mal y por
qué. Y teniendo que recordar que el PSOE sigue siendo el PSOE, que el PP sigue
siendo el PP y que VOX son unos fascistas, machistas, racistas, misóginos,
aporofóbicos… (no miento, todo esto
sacado de sus declaraciones públicas, no es una opinión).
Y lo peor es que
Amelio es votante de izquierdas. Os dejo para otro día el artículo sobre el
votante de derechas, aunque podéis haceros una idea.
Y es que, por
desgracia, dentro de la lógica de nuestra
humanidad está ya acomodado el hecho de que nos creamos las mentiras y nadie aguante la verdad. (Calle 13 – El aguante.)